Sociologia criminal
SOCIOLOGÍA
CRIMINAL.
La moderna Sociología Criminal no se limita el día hoy, a diferencia de las concepciones sociológicas hasta ahora examinadas, a resaltar la importancia del “medio” o “entorno” en la génesis de la criminalidad, sino que contempla además, el hecho delictivo como fenómeno “social”, y pretende explicar éste, en función de un determinado marco teórico. Lo explico a continuación: La Sociología Criminal contemporánea tiene un doble entronque, el europeo y el norteamericano. El primero, es decir El europeo, se debe al tratadista Durkheim, y es de corte academicista, responsable de la teoría de la “anomia”. El norteamericano se identifica con una célebre escuela. La Escuela de Chicago, de la que surgirán, progresivamente, los diversos esquemas teóricos, identificados como las teorías ecológicas, sub culturales, del aprendizaje, de la reacción social o del etiquetado, etc. Pues bien, la denominada “Escuela de Chicago” se caracterizó, desde un principio, por un particular “empirismo” y por su finalidad pragmática, concentrando sus investigaciones en los “problemas sociales” del momento. Las teorías de la criminalidad se han deslizado progresivamente hacia la sociología, con independencia de sus muy distintos presupuestos filosóficos y metodológicos, de hecho, concurren en el seno de la Sociología criminal, diferentes paradigmas, tales como la funcionalista, sub culturales, conflictuales, interaccionista, etc. En cuanto al modelo explicativo del fenómeno criminal, exhiben elevados niveles de abstracción y según los casos, muy diversas cuotas de empirismo, es frecuente la cuota alta, en algunas teorías ambientalistas; y una cuota mínima, en determinadas formulaciones de la teoría estructural funcionalista. Buena parte del éxito de los modelos sociológicos estriba en la utilidad práctica de la información que suministran a los efectos político criminales. Pues sólo estas teorías parten de la premisa “de que el