Lineamientos garantistas para una transformación radical y reduccionista de la cárcel
Iñaki Rivera Beiras
(Universitat de Barcelona)
1. Pesimismo y desencanto acerca de la alternatividad al empleo de la cárcel (y sus consecuencias).
Si algo se le ha reprochado al pensamiento que, en torno a la llamada “cuestión criminal”, ha venido desarrollando en las últimas décadas una reflexión crítica, ha sido el hecho de realizar numerosos cuestionamientos sin aportar “alternativas” o “soluciones” a los problemas desvelados. En efecto, semejante reproche se ha erigido incluso en elemento de constante menosprecio de las reflexiones críticas en los últimos años; como si éstas padecieran la carencia o la incapacidad de formular diseños alternativos a las tradicionales formas de organización y funcionamiento de los sistemas penales. Obvio es decir que tal tipo de menosprecio reflejó, nuevamente, la postura más intransigente, monolítica y conservadora de un pensamiento criminológico y penológico anclado aún en unos parámetros positivistas, nunca suficientemente abandonados.
Junto a ello, otros fenómenos contribuyeron al establecimiento de un cierto pesimismo –casi estructural- en la búsqueda de fórmulas de contención, reducción, substitución, etc., de unos sistemas penales cada vez más aquejados de una profunda crisis de legitimación (por su crecimiento desmesurado, su ineficacia, su violencia intrínseca, etc.). En efecto, fenómenos tales como la crisis de la cultura del welfare, la caída de los mitos resocializadores, la ineficacia de las (mal) llamadas “medidas alternativas” a las opciones custodiales, el crecimiento imparable de las presencias penitenciarias (en los propios países centrales del capitalismo avanzado) y otros fenómenos similares, han ido provocando en las últimas décadas la consolidación, el “establecimiento”, de una muy peligrosa conclusión: aquélla que afirma que no existen alternativas –reales, viables- al empleo del sistema penal y/o de la cárcel, para el tratamiento y la regulación de los