Teatro
Henrik Ibsen (1828-1906) publicó su última obra dramática "Cuando despertemos los muertos" en 1899, llamándola epílogo dramático. Quedó como el epílogo de su producción, la enfermedad le impidió escribir más. A lo largo de medio siglo había dedicado su vida y empeño en el arte dramático, y había conquistado una posición internacional como el dramaturgo más grande e influente de su época. El mismo sabía que era él quien había llevado el nombre de Noruega más lejos en el mundo.
Henrik Ibsen también fue un poeta importante, publicando un libro de poemas en 1871, pero empeñó toda su energía literaria en el género dramático. Durante largos años afrontó una fuerte resistencia, pero venció al conservadurismo y prejuicios éticos de los críticos y el público. Más que ningún otro dio nuevas fuerzas al arte del teatro, aportando al drama burgués europeo una seriedad ética y profundidad psicológica que el teatro no había poseido desde los tiempos de Shakespeare. Ibsen contribuyó fuertemente a dar al género dramático europeo una vitalidad y una calidad artística comparables con las de las grandes tragedias griegas de la antigüedad.
Es en esta perspectiva que debemos situar el esfuerzo de Ibsen en la historia del teatro. Sus dramas contemporáneos realistas representan la continuación de la tradición europea de la tragedia. En estas obras describe las personas en el ambiente burgués de su tiempo, personas que en su vida cotidiana afrontan de repente una crisis profunda. Con su falta de visión y por sus acciones previas han contribuido ellos mismos a crear esta crisis. A través de un análisis retrospectivo del pasado quedan forzados a verlo. No obstante, Ibsen también ha creado otro tipo muy diferente de dramática, y llevaba más de 25 años como autor antes de que publicara su primera obra contemporánea realista, "Los pilares de la sociedad", en 1877.
Vida y obra
La biografía de Ibsen es escasa en cuanto a grandes e importantes acontecimientos