Espanhol
Hasta la edad de cinco años conservo bonitos recuerdos de mi padre y mi familia. Vivíamos en Surco, en una casa cerca al parque y a mi colegio. Lo mejor de mi infancia fue el tener a mis padres juntos y a mi vida en el colegio.
A esta edad sabía leer y escribir. Asistía a la escuelita del parque. Sólo recuerdo el nombre de mi profesora: René. Mi primaria la hice en un colegio fiscal. Mi profesora se llamaba Asunción, era muy buena. Nunca pude sacar un diploma, pues era muy inquieta, ni podía estar como mis hermanos pegada a los libros. Pero nunca repetí un año escolar. Estaba en el grupo de las más palomillas de la clase, siempre haciendo travesuras. Cuando vivía en Barranco o en Surco me sentía inútil. Aunque el primer día fué frustrante venir a un desierto. Recuerdo el primer día: nos dejaron con nuestras cosas. Estábamos mi madre y mis hermanos. Ellos ya eran un poco mayores; se peleaban para ir a comprar las esteras y los palos. Nosotras -mi hermana y yo- teníamos mucho miedo.
En la noche recién terminábamos de hacer la choza. Eran cuatro esteras como un cuadrado y una encima. Recuerdo que hacía mucho viento y de noche casi se salía el techo de estera. Era todo oscuro y sólo se escuchaba el silbido del viento. No teníamos ni vela. Toda la noche mi hermana y yo no dormimos. Yo, al igual que mis hermanos, le decíamos a mi madre que esto era horrible, le decíamos "¿y ahora que hacemos?", pero mi madre solo pensaba que al fin nadie nos iba a votar de las casas alquiladas y que algún día construiríamos nuestra casa. Ella nos